No por casualidad, dos días después se celebra en España el día de los muertos lo que podría significar
que ambas festividades tienen una raíz común.
Afortunadamente en muchos lugares, este festejo no trasciende más allá de un disfraz y el clásico intercambio de dulces del que participan los niños.
Halloween siempre ha implicado misterio, magia y superstición y como se ha celebrado durante más de 2000 años actualmente se ha convertido en un momento para la diversión, el truco o trato, contar historias espeluznantes, disfraces geniales y fiestas temáticas.
Los disfraces más comunes son los de fantasmas y brujas y siempre van acompañados de accesorios que acentúan sus rasgos como
anillos con calaveras o pulseras con los mismos motivos.
Los anillos se convirtieron en la pieza más clásica relacionada con este festejo cuyas tradiciones se remontan a la Irlanda del siglo XVIII y que en muchos casos se centraban en la búsqueda de pareja.
Por ejemplo, en la noche de Halloween, un cocinero podía colocar un anillo dentro de un plato de puré de papas. Quienquiera que lo encontrara seguramente encontraría el amor verdadero.
En la actualidad la joyería representativa de Halloween presenta múltiples opciones para lucir esa noche tan especial. Los collares, las pulseras y, por supuesto, los anillos se presentan como los complementos representativos con figuras de demonios, fantasmas, calabazas, calaveras, etc.
Los materiales de estas piezas son de lo más diversos aunque el acero inoxidable es el más común y es frecuente ver como se utilizan piedras de colores para colocar en los ojos de las calaveras lo que les da un toque de originalidad.