

Post 152
Anabela Chan fusiona aluminio de colores llamativos con piedras preciosas producidos en laboratorio en una colección con gran impacto.
Esta prestigiosa creadora es una joyera nacida en Hong Kong, con residencia en Londres, tiene un currículum impresionante. Después de graduarse con una licenciatura en Arquitectura, trabajó para Richard Rogers antes de cambiar de táctica y recurrir a la industria de la moda, donde diseñó estampados y bordados para Alexander McQueen y All Saints. Fue sólo entonces cuando se dio cuenta de que su pasión estaba en el diseño de joyas y regresó a la escuela para obtener su Maestría en Diseño de Joyas del Royal College of Art.
Usted puede devolver el artículo sin usar hasta 14 días de recibido.
En la descripción de cada artículo de nuestro catálogo de bisutería puede ver el plazo de entrega.
Lea aquí nuestra política de privacidad y el aviso legal que rige las transacciones con nuestra web.
También es una de las pocas joyeras que realmente se preocupa por saber de dónde provienen sus materiales. Para ello visitó minas en Sri Lanka y laboratorios de cultivo de diamantes en California y busca activamente más información sobre las industrias minadas naturalmente y cultivadas en laboratorio.
"Me sorprendió y entristeció ver las condiciones de trabajo de las minas [en Sri Lanka]", dice ella. "No había nada romántico y hermoso al respecto, y fue en ese momento que decidí explorar opciones alternativas".
Por ello, ha presentado la colección "Blooms", que reúne fantásticos aretes florales y broches creados a partir de latas de bebidas de aluminio usadas, oro de 18 quilates, plata esterlina y piedras preciosas cultivadas en laboratorio, que describe como un verdadero "trabajo de amor".
Los aretes Lilac Rose, por ejemplo, consisten en brotes de zafiros rosados cultivados en laboratorio, rodeados de pequeños estambres en esmalte negro, enclavados en pétalos de aluminio lila y rosa que detallan hasta las venas más débiles y entrelazados con un pétalo o dos engastados con diamantes cultivados en laboratorio en oro de 18 quilates.
Los pendientes más largos ven dos flores, una encima de la otra, en metal brillante color champán con capullos de citrino sintético de color naranja oscuro y pequeñas flores auxiliares en oro de 18 quilates y plata esterlina, mientras que en otros lugares aparecen ópalos cultivados en laboratorio, turmalinas y citrinos sintéticos.
Esta hermosa colección presenta también unos pendientes de aluminio con flores de color champán.
"Cuando comencé este viaje, no pensaba tanto en el consumo de energía de las piedras cultivadas en el laboratorio, sino en la vida de los mineros y el impacto en el medio ambiente", admite Chan. “Estaba tan afectada por la disparidad de lo que pagamos por las piedras preciosas y la vida de los mineros que las encuentran, que quería ver otras fuentes".
Es, sin duda, una joyera valiente que admite no conocer todos los hechos sobre su cadena de suministro y lo mejor de ello es que está decidida a descubrirlo basando toda su creación en el reciclaje y el trabajo de laboratorio.